martes, 22 de febrero de 2022

Nico el bombero




Nicolás había visto el peligro del fuego, por lo que se alistó en la escuela de bomberos,  aprendió a manejar el camión, a disparar agua con la manguera, a rescatar a las personas y animales que están en peligro. Junto con otros bomberos trabajaron para tener el mejor camión y la mejor base para que no le falte nada necesario para cumplir con su tarea.  Ese verano fue muy caluroso hubo mucha sequía, las personas acostumbradas a la humedad del suelo  descuidaban  el uso del fuego,  no apagando sus fogatas, tirando cigarrillos,  o haciendo fuegos para cazar o quitar miel a las abejas, lo que hizo que todos los días los bomberos tengan que salir corriendo poniendo su vida en peligro para pagar vastos incendios, que  eran difíciles de extinguir por la magnitud de la sequía que volvía todo inflamable.  Así como la mejor medicina es la preventiva, la mejor batalla es la que no se libera decía Sun Tzu, el mejor incendio es el que no sucede; por lo que una vez que las esperadas lluvias llegaron para apaciguar la situación, los bomberos empezaron a ir a las escuelas a contarle a los niños cómo era su trabajo y lo importante qué era que todos cuidemos para que los incendios no ocurran, apagando los pequeños fuegos que se hacen en los campings, guardando las colillas de cigarrillo, no dejando basura tirada que pueda hacer un efecto lupa, evitando hacer fuegos en los días en que todo está seco. Los niños habían aprendido que ser bombero es muy peligroso y que si trabajamos todos para evitar los incendios viviremos en un lugar más lindo y seguro.


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