miércoles, 23 de octubre de 2013

Los dos árboles





Había una vez dos árboles. Uno se jactaba de haber nacido en tierra buena, fértil, con mucho humus, y así nutrientes para alimentarse y crecer fuerte y grande. En cambió el otro árbol nació en tierra árida con muchas piedras, cada raíz fue un doloroso camino al crecimiento, sus hojas eran marchitas, y era más pequeño que el otro árbol.
El árbol frondoso tenía muchos pájaros que querían hacer el nido en el, además de insectos que le acariciaban y lo mimaban. El árbol nacido en terreno pedregoso maldecía su suerte, y pensaba ¡como me gustaría ser como aquel hermoso árbol!
Un día el cielo se llenó de grandes y oscuras nubes, el sol pareció escabullirse de terror, empezaron a soplar fuertes vientos como si las nubes se enfrentaran en batalla, el estruendoso ruido de sus rayos hacía temblar la tierra. El árbol frondoso tiritaba de miedo, en cambió el árbol nacido en terreno pedregoso, se agarraba fuertemente de las piedras con la que tanto le costó crecer.
El viento soplaba fuertemente de aquí para allá, el árbol frondoso no pudo mantenerse en pie, no resistió a la fuerza de los vientos de un tornado y cayó al suelo, con lo que esto significa para un árbol. En cambió el árbol que había nacido en terreno pedregoso, al no ser tan frondoso dejaba que el viento pasara por entre sus ramas, pudo soportar los fuertes vientos aferrado a las piedras que había tenido en su camino.

Pablo Martín Gallero

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